viernes, 3 de febrero de 2012

COSMOVISIÓN DE LOS QUITUS


Según los escritos, recopilaciones de relatos indígenas, del Padre Juan de Velasco la historia del Reino de Quito se da en cuatro épocas, la primera comprende algunos siglos después del general diluvio, hasta que fue conquistado por Carán Scyri, cerca del año mil de la era cristiana. La segunda duró cerca de quinientos años hasta que fue conquistado por el Inca Huainacápac, en el de 1487.


Según el cronista padre Anello  Oliva:
 Otoya partió hacia el sur y no regresó más por lo que su padre se encontraba preocupado y envió a Quitumbe a buscarlo y traerlo si lo encontraba. Quitumbe, cumpliendo con la orden paterna partió hacia el sur; solo llegó hasta Túmbez, donde fundó la población que lleva el nombre mencionado en recuerdo a su persona. 


De Túmbez regresó a la isla de Puná, en ella se casó con Lliray tuvo un hijo que se llamó Guayanay, que quiere decir golondrina, amigo de las aventuras. Posteriormente, Quitumbe resuelve dirigirse a explorar  el oriente del lugar en que se encontraba, junto con un grupo de valientes. Caminaron unos días hasta coronar la Cordillera Occidental de los Andes y llegaron a un hermoso valle, en el cual Quitumbe funda una ciudad, a la misma que le llama Quitu, en homenaje a su padre que ya había muerto; hoy actual capital del Ecuador.


Guayanay, hijo de Quitumbe partió hacia los territorios que hoy pertenecen al Perú, allí tuvo un hijo, el cual a la vez, fue padre del fundador del Imperio de los Incas, Manco Cápac I.

Aquiles Pérez, nos lo presenta así: En resumen, la tradición de Catari (Quipucamayo, que relata la historia) dice: Después del diluvio, llegaron gentes a Caracas, en donde poblaron, parte de ellos se trasladaron a Sumpa, hoy punta de Santa Elena  y fundaron una población, siendo el jefe de ellos Tumbe o Tumba.  

Este envió  un capitán por conocimiento de nuevas tierras, concediéndole el plazo de un año para su regreso; no volvió jamás con los suyos; más tarde comprobaron la aparición de él, en Chile, Paraguay, Brasil y otros confines de la Tierra. Muerto Tumbe, sus dos hijos Quitumbe, el mayor y Otoya, el menor, tuvieron sus diferencias por la sucesión; pero Quitumbe dejó en paz a su hermano Sampu y salió con gente, a probar fortuna, dejando en cinta a su mujer Llira, la cual dio a luz un hermoso niño al cual llamó Guayanay, que significa golondrina. Quitumbe se detuvo donde ahora son las costas de Tumbes y estableció el pueblo de ese nombre. Desde ahí envió una expedición en busca de la mandada por su padre; la que avanzó hasta las costas de Rimac (hoy Lima) y, sin encontrar huellas, regresó a informar de las buenas tierras y de las posibilidades para poblarlas.

Otoya, por sus condiciones disolutas, consiguió el repudio de los suyos, quienes fraguaron su asesinato; descubierto mató a los conspiradores y continuó en su gobierno. En estas circunstancias aparecieron unos gigantes que tiranizaron a la población, apresaron a Otoya, quien murió en la prisión cuando esos extraños fueron quemados por copos de fuego caídos de la atmosfera.

Quitumbe en el conocimiento de la llegada de los gigantes y de sus crímenes bestiales, abandonó Tumbes o tumba; y navegando en canoa, llegó a la Isla Puná, la cual desocupó por parecerle pobre en lluvias y, cambiando de rumbo, llegó a nuestra Sierra donde formó otro pueblo de nombre Quitumbe. De esta población (hoy Quito) mandó gentes que conocieron hasta Cuzco y Charcas.

Estimamos que los Cayapas fueron los primeros habitantes de Quitu y, que de sus jefes sucesores, apareció Manco, mas tarde llamado Manco Cápac, el fundador del imperio de los Incas.

Bibliografía
Pérez, Aquiles: Quitus y Caras, Gráficas Nacionales, Quito-Ecuador 1960.
Echeverría, José: Las sociedades prehispánicas de la Sierra norte del Ecuador: una aproximación arqueológica y antropológica, Imprenta noción, Quito Ecuador, 2004.

LA MUERTE SEGÚN LOS QUITUS






La historia del pueblo Quitu ha sido recogida por diversos cronistas, quienes dan cuenta del fascinante modo de organización, costumbres, ritos y diversos mitos que encierra esta cultura.

Las luchas entre distintos pueblos hizo posible, a su vez, que estos se hallaran en una suerte de hibridación o de acoplamiento de las culturas, pues en varias de nuestro país encontramos ritos similares.

Es posible evidenciar que nuestros antepasados encontraban un sentido eminente con respecto a la muerte dado que “dar sepultura a los muertos en las mismas tierras de la etnia fue necesario para mantener la continuidad con las generaciones anteriores y para afirmar la pertenencia de las tierras a la etnia” (Caillavet 2000 citado por Echeverría).

Actualmente todavía se hace una distinción entre los términos “muerto” y “difunto”, “este último vocablo tiene la connotación de estar viviendo en el más allá, por lo que los difuntos siguen cuidando a los suyos, a su familia, a su etnia. (113)

Museo la Florida

                                                                           El Comercio

jueves, 2 de febrero de 2012

COSMOVISIÓN ¿Qué es SER KITU KARA?

                                                                             Copanp

Video informativo de la Cultura Quitu

                                                                      Puntonoticias

sábado, 21 de enero de 2012

La muerte en los Quitus



Según Mircea Eliade, el mito se considera como una historia sagrada y, por tanto, una «historia verdadera», puesto que se refiere siempre a realidades. El mito cosmogónico es «verdadero», porque la existencia del Mundo está ahí para probarlo; el mito del origen de la muerte es igualmente «verdadero», puesto que la mortalidad del hombre lo prueba, y así sucesivamente.


Bibliografía
Mircea Eliade - Mito y Realidad - Capitulo I y II pp.4